EFICIENCIA ENERGÉTICA EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Porque no podemos eludir el contexto en el que estamos todos insertos, tenemos que integrarlo en nuestra nueva realidad por un tiempo indefinido aún.

En estas semanas en casa te has preguntado ¿de dónde proviene la energía que se “activa” al encender un interruptor de luz, o pulsar un botón en el control remoto… o la que está ahora alimentando al cable de tu computador portátil mientras tienes reuniones virtuales? Obvio que son preguntas que casi nunca nos hacemos, y si nos las hacemos, no hay problema, porque las respuestas están al alcance de la mano en internet. Lo que sí es un problema es que, generalmente, cuando no conocemos la fuente de la que proviene un recurso, tendemos a no saber su valor, y por lo tanto a desperdiciar ese recurso.

Eso nos está pasando actualmente con la energía. “Pero claro que sé cuánto cuesta la energía! Me llega todos los meses la cuenta y tengo que pagarla!” estarás pensando. Y sí, es cierto, pocas cosas tan seguras en este mundo como la llegada inminente de la cuenta de energía eléctrica y la posterior interrupción del servicio cuando no se paga. Pero si lo pensamos, si realmente lo pensamos… ¿ese número en el papel, que aumenta cada mes y sin duda más ahora que estamos en la casa conectados a todos los aparatos eléctricos habidos y por haber,  ese número nos motiva a ahorrar energía?

La respuesta es NO, simplemente lo asumimos como un costo que hay que pagar por vivir la vida que estamos viviendo. No nos damos cuenta de que podríamos seguir viviendo la vida que estamos viviendo, y ahorrar energía el mismo tiempo.

Ahí está el meollo del asunto, no solo para nosotros, a nivel personal, sino para las empresas de los diferentes rubros que asumen el uso de energía como un gasto más de su actividad productiva, porque claro, sin energía eléctrica no podrían producir o generar y entregar sus servicios.

Actualmente, tanto las personas como las empresas (de cualquier tamaño, de cualquier rubro), asumen que la cuenta de la energía eléctrica es un gasto necesario. Sin embargo, es urgente salir rápidamente de esa forma de pensar, y ver a la energía como un RECURSO.

Cuando cambiamos el enfoque, cuando el gasto se convierte en recurso, inmediatamente viene una nueva forma de gestionarlo: ya no se trata de una transacción del tipo “uso X, pago Y”, sino que queremos usar ese recurso de manera lo más eficiente posible. Y ¿qué significa eso? Que buscamos disminuir el desperdicio de ese recurso, usarlo lo más sabiamente posible, y por sobre todo, hacer que dure, sin afectar e nivel de producción, confort o calidad de vida, es decir, hacer lo mismo, pero con menos consumo energético.

Para lograr la eficiencia energética, tanto en casa como en la empresa, son necesarias acciones que pueden ser ejecutadas de forma inmediata, otras a mediano y otras a más largo plazo, y que conllevan también diferentes cambios y niveles de inversión económica.

¿Por dónde empezar?

Estamos todos, cuarentena o no, metidos en el mismo dilema energético. Muchos de nosotros lo estamos desde casa, haciendo malabarismos entre la pareja, los hijos, la vida diaria y las reuniones virtuales, la entrega de informes o el envío de propuestas. Pero también pensemos en que gran parte de la industria de primera necesidad en Chile no ha parado, y por lo tanto su consumo de energía tampoco.

Entonces, estar encerrados no es excusa. Hoy, en este momento, tú puedes empezar a hacer cambios para gestionar el uso de energía eléctrica en tu casa y en tu empresa. Aquí algunos ejemplos que puedes aplicar de inmediato:

1. Apagar equipos que no se están utilizando.

2. Aprovechar a luz natural al máximo

3. Usar termos para mantener el agua caliente, así se evitas estar poniendo el hervidor constantemente sin utilizar toda el agua

Recuerda, somos responsables de la energía que consumimos, y hoy más que nunca es importante utilizar este recurso de la mejor manera posible, por lo que viene, y por los que vienen.